La Maschera del Demonio (Black Sunday) (1960)

Una mujer atada a una pira que aún no ha comenzado a arder grita mientras un grupo de hombres vestidos con túnicas negras y enmascarados la rodean. El líder de los captores se identifica como el hermano de la víctima y después de colocarle la marca de satanás con un hierro ardiente en la espalda, ordena que se le ponga la funesta “máscara del demonio”, un artefacto de madera recubierto internamente con clavos que se coloca en la cara de la víctima golpeándola con un maso enorme. La mujer, acusada de brujería y vampirismo, maldice a toda la estirpe del gran inquisidor justo antes de ver su cara destrozada con la máscara del demonio.

La impactante escena con la que el italiano Mario Bava decidió iniciar la que sería su mejor película, es absolutamente perfecta, ya que en unos cuantos minutos logra establecer el escalofriante prólogo de la película y colocar al espectador en un estado de horror pocas veces logrado de forma tan inmediata y maravillosa.

La maschera del demonio cuenta la historia de una bruja/vampiro, que vuelve a la vida después de que un doctor y su asistente deciden tomar un peligroso atajo que los conducirá a la capilla en la que descansan los restos de la malévola protagonista. Por un catastrófico error, los dos inocentes liberan a la bruja que llevaba dos siglos aprisionada y que buscará apoderarse del cuerpo de una bella virgen para completar su reencarnación.

La acción, que se desarrolla con mucha habilidad a pesar de tener una producción francamente precaria, dota a la cinta de un atractivo inmediato, que se ve acrecentado por el sobresaliente guión, en el que los personajes desarrollan una serie de estupendos diálogos que contribuyen a incrementar la tensión sentida por el espectador, pero con una forma muy alejada de los convencionalismos burdos y dotada de una profundidad tétrica excelente.

Las actuaciones de todos los integrantes del elenco son estupendas, pero Barbara Steele da una verdadera cátedra de horror al interpretar a la bruja y a la joven virgen destinada a donar su cuerpo al demonio.

La fotografía, también realizada por Bava, que en el fondo era un experimentado fotógrafo, es otro aspecto crucial dentro de esta historia en la que la atmósfera juega un papel de suma importancia, creando juegos de cámara y composición de escenas que influenciarían posteriormente a genios del cine de terror de bajo presupuesto como Dario Argento o Lucio Fulci.

Basada en un cuento del célebre escritor ruso Nikolái Gógol, La maschera del demonio es un impactante filme que reúne todas las cualidades que debe tener una buena película de terror, situación que le ha ganado el estatus de obra de culto absoluto y que le seguirá generando renombre con el paso del tiempo.

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