Frankenhooker (1990)

Frank Henenlotter siempre ha rehusado la etiqueta que normalmente se le asigna como director de filmes de terror, ya que a lo largo de su carrera siempre se catalogó como un realizador de filmes exploitation. Este personaje consiguió mucho reconocimiento en el circuito de cines de media noche con su debut fílmico titulado Basket Case, que con su obsceno y violento humor se ha convertido en la que probablemente sea su película más conocida y de la que filmaría posteriormente dos secuelas.

Es precisamente después de filmar la segunda parte de Basket Case que Henenlotter consigue realizar su muy particular visión de la historia del científico Victor Frankenstein, que traslada a finales de los años ochenta con una serie de giros muy propios de su irreverente y bizarra filmografía.
La cinta relata la desgraciada vida de Jeffrey Franken, un joven que a pesar de haber sido expulsado de tres escuelas de medicina, se apasiona por experimentar con los secretos de la biología, dando vida a aberraciones como un cerebro con un ojo al que tiene como mascota en el interior de una pecera.
La vida de Jeffrey va de maravilla hasta que su prometida sufre un grotesco accidente con una podadora, que la desmiembra en una fiesta de cumpleaños. Tras el desafortunado incidente, el protagonista roba la cabeza de su fallecido amor y decide buscarle un cuerpo perfecto para revivirla, utilizando un suero que ha desarrollado y un poco de electricidad.
Por desgracia la habilidad humorística de Henenlotter no es tan aguda, con lo que Frankenhooker demuestra el mismo nivel de ingenio que su nombre y a pesar de que la historia tiene giros divertidos, como la elaboración de una variante de crack que es tan potente que hace estallar a todos aquellos que la consumen o un grupo de mutantes que surgen de la combinación de los miembros amputados de unas prostitutas, el ritmo es muy irregular y la mayoría de las secuencias, lejos de resultar hilarantes, terminan siendo ordinarias y con un dejo de auto restricción que no debería existir en un filme que se pone la etiqueta de exploitation.
La frase con la que se publicitó el DVD, atribuída a Bill Murray, en la que decía “if you see one movie this year, it should be Frankenhooker“, me hizo esperar una obra maestra de lo grotesco o del humor negro, con el aliciente adicional de que la protagonista era la legendaria chica de Penthouse, Patty Mullen. Sin embargo mi decepción ha sido absoluta, shame on you Bill Murray.

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