A Serbian Film (2010)

Pasolini, Miike, Fulci, Argento, Tsukamoto, Noé. Apellidos que representan fronteras y límites cinematográficos que fueron destrozados gracias a un abrumador talento creativo y al valor para jugar con la tolerancia del espectador. Apellidos que junto a muchos otros realizadores de menor calidad, pero todavía más atrevidos, se encargaron de hacerme creer que ya lo había visto todo: necrofilia, canibalismo, coprofagia, pseudosnuff y muchas otras cosas que mi mente no hubiera podido imaginar por si misma.

Todos los años hay una gran cantidad de realizadores que están dispuestos a dar un nuevo empujón a las fronteras de la violencia y el sexo, enfocándose casi siempre en la creación de imágenes grotescas y envolviéndolas en una historia que se desarrolla de forma paupérrima y ridícula en la mayoría de los casos.

Hace unos días tuve el gran placer de, por primera vez en muchísimo tiempo, verme absolutamente horrorizado por A Serbian Film, una película que finalmente entiende que para impactar al espectador se debe dedicar tiempo y esfuerzo a elaborar una trama que justifique la barbarie representada en pantalla.

Donde los realizadores modernos de gore-porn fallan, caricaturizando a sus personajes y utilizando situaciones incoherentes, el director Srdjan Spasojevic triunfa de forma arrolladora con su ópera prima, que según sus propias palabras pretende ser una dura crítica social a la Historia de Serbia, un país que se ha visto intensamente perjudicado por los conflictos bélicos, la corrupción y la desigualdad social.

Milos, el protagonista de A Serbian Film, es un actor pornográfico retirado, casado con una bella mujer y padre de un niño, que ha dejado atrás sus años de gloria para intentar convertirse en un convencional miembro de la sociedad. Decisión fallida que lo ha dejado desempleado y con serios problemas monetarios.

Justo cuando su situación económica se acerca a un punto crítico, Milos recibe una extraña oferta muy bien remunerada para hacer una película porno. El único problema es que debe firmar el contrato sin tener absolutamente ninguna idea de la temática de la cinta, asegurándole sus empleadores que lo único que tendrá que hacer es “follar”. No puedo contarles nada más acerca de la increíblemente grotesca trama del filme, que se construye y desarrolla de forma sorprendentemente efectiva para este tipo de cintas y que helará la sangre de los más asiduos fanáticos de los géneros cinematográficos extremos.

Filmada en formato digital, A Serbian Film utiliza una estética videoclipera, que desde mi punto de vista resulta muy acertada, y un sobresaliente soundtrack electrónico compuesto para machacar todavía más la mente de los espectadores.

Para terminar de ver esta obra maestra de lo macabro es necesario tener un estómago de acero y no impresionarse fácilmente con escenas de gore o sexo extremo. Lo peor de todo es que Spasojevic logra que el espectador, en vez de verse alienado por escenas de extrema violencia, se involucre sentimentalmente en ellas, con lo que el impacto es muchísimo mayor.

Spasojevic ha dado con A Serbian Film un fuerte empujón a las fronteras admisibles del horror cinematográfico.

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