Inception (2010)

Christopher Nolan es uno de los cineastas más hábiles de los últimos años. Desde su estupenda revelación en el 2000 con la casi independiente Memento, el director británico ha escalado con pasmosa habilidad las colinas de Hollywood, creando una serie de filmes de gran calidad que complacen a la inmensa mayoría de los espectadores.

Cuando vi el trailer de Inception quedé fuertemente impresionado. En un minuto y medio se nos planteaba una película de proporciones épicas, con ciudades que se doblaban sobre sí mismas, una historia de múltiples capas centrada en los oscuros caminos de la mente y un poderosísimo soundtrack que convirtió mi larga espera por ver este filme en un martirio.

La bola incontenible del hype comenzó a rodar y una avalancha de críticas desorbitadamente halagadoras llenaron el ciberespacio y la prensa escrita. Unos días después de su estreno, el ranking de IMDB instantáneamente colocó a Inception como la tercer mejor película de todos los tiempos y Twitter se saturó con comentarios de asombro ante la que para muchos es indudablemente la mejor obra de Nolan. Mis expectativas habían crecido demasiado.

En esta ocasión, después de habernos asombrado a todos con su excelente caballero oscuro, Nolan dirige el primer guión realizado totalmente por él desde Following, presentando una historia que en teoría tardó diez años en concluir y que es llevada a la pantalla por un reparto inmejorable.

Contrario a lo que podríamos pensar por la campaña publicitaria y los hypebuilders, la trama es relativamente sencilla y lineal, pero eso sí, muy ingeniosa. Un hombre atormentado, lider de un grupo de élite que se dedica a robar ideas al introducirse en los sueños de las personas, se convierte en el encargado de preparar a un equipo que pretende realizar una inception, procedimiento casi imposible en el que, en lugar de extraer, se implanta una idea en la mente de algún incauto que posteriormente la asimilará como suya.

De forma realmente hábil, Nolan sumerge al espectador en un torbellino de conceptos y pone las reglas de un juego que, aunque en algunos casos no nos parezca lógico, no tenemos medios para rebatirlo, ya que finalmente todo comportamiento es justificable dentro de un sueño.

La maquinaria construída de forma impecable comienza a funcionar y conforme nos sumergimos en las capas de ese sueño plagado de extraordinarias secuencias de acción, donde el soundtrack de Hans Zimmer golpea una y otra vez para que el espectador no se despegue un segundo de lo que ocurre en pantalla, nos damos cuenta que no hay nada más. El ambicioso relato de Nolan se queda ahí, en una gran película de acción que desde mi humilde punto de vista no se atreve a jugar con todas sus posibilidades, construyendo todo únicamente para ahondar en el “oscuro” pasado cliché del protagonista, dejando cualquier motivación extra de lado y desperdiciando a actores de la talla de Michael Caine, Cillian Murphy y Ellen Page, que se convierten en personajes totalmente unidimensionales.

A pesar de todo, la puesta en escena es verdaderamente asombrosa y Nolan, que conoce bien a su público, no se cansa de dejar referencias mitológicas y pistas que ahora hacen las delicias de los foros de la red y que alimentan más y más ese ya colosal monstruo de expectación que rodea a la película. No será el mejor filme de Nolan, pero sin duda Inception es el que se ha vendido de forma más inteligente.

Es justo decir que en una era en la que los blockbusters millonarios son refritos del cine de los ochenta o remakes de películas suecas que acaban de hacerse hace dos años, da gusto ver a un director que pretenda hacer cine de acción con un fondo interesante y original, que intente cambiar un poco los esquemas a los que estamos acostumbrados y que genere un consenso tan positivo dentro de todo tipo de cinéfilos. Sin embargo, debo confesar que me quedé con ganas de mucho más.

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