Además de por su poco ordinario nombre, Diablo Cody es recordada casi siempre por su debut como guionista en la aclamada pero no tan sobresaliente Juno, una comedia independiente que trataba el tema de los embarazos adolescentes, en la que Michael Cera moldeó el personaje que posteriormente repetiría hasta el hartazgo a lo largo de toda su filmografía, y que hizo a Diablo acreedora al Oscar al mejor guión original.
La crítica se rindió ante el trabajo guionístico de Cody, quien ya había saltado a la fama al escribir una novela sobre su breve carrera como stripper y que gracias a la estatuilla dorada pasaba a formar parte del escaso y selecto grupo de escritores que pueden vivir de manera holgada únicamente con su trabajo. Por desgracia ese fue precisamente el inicio del fin para la, en teoría, talentosa guionista.
Young Adult es una prueba más de lo poco que queda ya de la Diablo Cody que alguna vez dio muestra de prometedoras capacidades narrativas, y que por desgracia atraviesa un vacío creativo tan fuerte como el del personaje que burdamente intenta retratar con la ayuda del director Jason Reitman, quien a su vez se aleja radicalmente de la calidad que había mostrado en Juno y posteriormente refinado en Up in the Air.
La dupla Cody/Reitman toma con Young Adult un camino similar al que Sofia Coppola ejercitó en la penosa Somewhere, sin llegar a los extremos de ésta, pero creando un relato mediocre acerca de personajes completamente bidimensionales, cuyo supuesto acierto radica en el análisis de la poética decadencia del artista consagrado, que tanto seduce a los realizadores cinematográficos pero que sólo unos cuantos llevan a buen término.
El guión del filme se centra completamente en el personaje que interpreta Charlize Theron, quien desde Monster no ha vuelto a hacer un papel memorable y que en esta ocasión se pone en los zapatos de una famosa escritora de literatura infantil, recién divorciada y con las ventas de sus libros en picada, a la que el shock de verse sola, frustrada y alcohólica, la lleva a ir en busca de su amor de highschool para convencerlo de que están destinados a estar juntos a pesar de que éste se encuentra felizmente casado.
La historia, que se prestaba para elaborar un relato plagado de humor y con un interesante desarrollo dramático, termina convirtiéndose en una cinta completamente aleccionadora y moralista, en la que el público recibe una crítica superficial del “superficial” mundo en el que vivimos, así como un evidente y simplista acercamiento a los pros y contras de la eterna batalla entre la vida sencilla de las comunidades rurales norteamericanas y la ajetreada y cosmopolita vida de las grandes ciudades. Todo esto aderezado con la fingida irreverencia de un personaje principal completamente vacío, que intenta transmitirnos la desesperanza y melancolía del sinsentido vital, pero que únicamente consigue remitir al espectador al sinsentido del filme que está presenciando.
Young Adult es una película que, en su intento por transmitir un mensaje moral, desperdicia el elemento de comedia que podía haber explotado con facilidad, fracasando también en el aspecto introspectivo de una historia que daba para mucho más y que irremediablemente coloca a Diablo Cody como una one hit wonder.