White Material (2009)

Una mujer desesperada busca transporte a lo largo de un camino de tierra. Los automóviles pasan de largo a pesar de las súplicas de la rubia, que ve cómo su vestido rosa juega con la polvareda que dejan las llantas tras de sí. Finalmente un autobús de pasajeros se detiene y la mujer, visiblemente cansada, sube para buscar un asiento libre en el mar de cuerpos negros que la observan en silencio. Ese diálogo silencioso que se da en la primera escena de White material, tras el que la protagonista decide irse colgada de una escalera en la parte trasera del autobús, prepara al espectador para lo que vendrá, ya que esta no es una película de diferencias entre blancos y negros, esta es una cinta de verdadero odio racial.

Claire Denis vuelve al continente que la educó en su infancia para filmar un relato atemporal y sin ubicación concreta, que aborda la problemática de algunas zonas africanas, en las que el resentimiento que poco a poco se había acumulado durante la ocupación europea, estalló de forma salvaje en manifestaciones de odio racial contra la población caucásica.
La asombrosa capacidad que tiene Denis como cineasta se vuelve a demostrar en este filme, cuyo peso cae sobre la espalda de la extraordinaria actriz Isabelle Huppert, quien ya había demostrado su habilidad para interpretar roles de gran fuerza cuando protagonizó The piano teacher y que ahora encarna el papel de la directora de una plantación de café que se rehusa a abandonar el país, a pesar de las advertencias que el gobierno de su natal Francia le hace para que escape cuanto antes del violento caos en que se encuentra el lugar.
Por las zonas aledañas a la cafetalera, hordas de rebeldes que se oponen al gobierno viven de cobrar peaje en los caminos y de asesinar al que se niegue a pagarlo, creando un apocalipsis de violencia que cierra las escuelas, los trabajos y convierte a los pocos miembros activos de la sociedad en criminales. Es dentro de ese infierno que la protagonista intenta sacar adelante una empresa destinada al fracaso, acompañada por su esposo (Christopher Lambert), por su mentalmente inestable hijo (Nicolas Duvauchelle) y por un guerrillero interpretado de forma breve por el siempre genial Isaac de Bankolé, que más que ayudarla entorpecerán sus anhelos.
Contada con una salvaje edición que salta en el tiempo sin previo aviso y que deja muchas cosas sin definir, Denis reta al espectador para que saque sus propias conclusiones mientras que le regala momentos de tremenda belleza narrativa, visual y musical, en parte gracias a la soberbia sensibilidad de los Tindersticks, que una vez más colaboran con Denis para crear una asombrosa banda sonora.
White material es una experiencia cinematográfica importante, que nos lleva de la mano por los círculos de un infierno que desconocemos y que, aunque comete el error de generalizar al no ubicar el relato en un lugar concreto, cumple con creces el objetivo de no dejar indiferente al espectador.

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