La década de los setentas probablemente sea la época dorada del cine trash y del género de terror de bajo presupuesto. Directores magníficos como John Waters y Paul Morrisey por parte del trash o Darío Argento y George A. Romero por parte del terror, impulsaron respectivamente ambos géneros hasta llevarlos a niveles insospechados y romper por completo las barreras de la censura y el buen gusto.
Justo en estos años, en que el cine de media noche se convertía en algo sumamente popular en Nueva York y en que la gente comenzaba a pedir películas que los llevaran al extremo como espectadores, apareció un joven llamado Wes Craven que decidió hacer su primera película acerca de unas jóvenes y su desafortunado encuentro con unos violadores asesinos recién escapados de prisión. El resultado es The Last House on the Left, una película de terror/trash que causó furor, convirtiéndose en una referencia instantánea y un objeto de culto para los cinéfilos extremos.
La película, como se podrán imaginar, es bastante ruda, con un poco de gore, pero sobre todo con situaciones de misoginia extremas que para el público de entonces (y para el de ahora) pueden resultar bastante ofensivas. Todo esto está aderezado con unos recursos presupuestales ínfimos, que obligan a Craven a recurrir a tomas y ángulos bastante interesantes para poder dar realismo al filme. Lo más interesante del estilo cinematográfico de esta peculiar película, es que esta historia de venganza tan cruel, se sucede con escenas intensionadamente humorísticas, e incluso algunas secuencias brutales se acompañan con un soundtrack totalmente ridículo, lo que recuerda muchísimo al estilo de John Waters.
Años después el joven Craven se convertiría en el director de la famosa “A Nightmare on Elm Street” y luego tristemente sería el responsable de los bodrios de “Scream”. Sin embargo, esta película sin duda vale la pena, sobre todo si son asiduos del género más terrorífico. Por cierto, es indispensable que vean el trailer, es simplemente fantástico.
