Siglos de avances sociales, que han transformado a la humanidad en infinidad de aspectos, no han sido suficientes para erradicar a la monarquía de algunos países. Curiosamente este sistema, que supone al gobernante como un ente impuesto por Dios, no es exclusivo de las naciones más atrasadas del globo, sino que también se utiliza en aquellas pertenecientes al cada vez más dudoso “primer mundo”.
Después del gran éxito que tuvo en el 2006 The Queen, que se centraba en la vida de la actual reina de Inglaterra, The king’s speech continúa escalando el árbol genealógico de la casa real inglesa al abordar el ascenso al poder de George VI, quien a pesar de ser el hijo menor de George V, es coronado gracias a que su hermano mayor renuncia a sus derechos monárquicos por perseguir el amor de una simple cortesana.
A pesar de la inherente inutilidad de la corona, es innegable que estos seres emanan un interés sobrenatural para el resto de los mortales. Ese glamour decadente que destilan las joyas de la corona atrapa el corazón de muchos, y evidentemente el magnate Harvey Weinstein no iba a desaprovechar la oportunidad de forrarse todavía más con una historia que tenía todo para triunfar y que a todas vistas lo ha conseguido.
Mucho se ha hablado de la indiscutible valía de The king’s speech en cuanto a su elenco y es completamente cierto, Colin Firth es un actor tan preparado que es capaz de hacer interesante a un hombre que introduce canicas en su boca para curar sus problemas de habla, mientras que Geoffrey Rush funciona a las mil maravillas como el doctor autodidacta que ayuda al Rey y Helena Bonham Carter continúa, con buenos resultados, su esfuerzo por interpretarse a sí misma en todas las películas en las que participa. Sin embargo pocos se han detenido a valorar la dura crítica que esta cinta hace a la figura monárquica.
Primero que nada debe decirse que, desde un punto de vista simplista, la comedia funciona bien. La banda sonora es interesante y la composición de escenas demuestra un notable virtuosismo para transformar lugares comunes en bellos encuadres, todo esto aunado a que la mayoría de los que lean esta crítica pasarán dos agradables horas si deciden ver el filme. Sin embargo, bajo la superficie de este sencillo anecdotario, yace una dura crítica a la pantomima en la que se ha convertido la monarquía, escenificada en el personaje de Colin Firth. Una monarquía tartamuda que asume su rol por coincidencias ridículas, crédula y desganada, que se ve superada por la modernidad y que cuando enfrenta hechos desastrosos como el inicio de la segunda guerra mundial, su única preocupación es no tartamudear en el discurso que dará inicio a la masacre de millones de personas, en definitiva, una monarquía que cuando finalmente deja caer su rimbombante fachada queda reducida a cenizas.
Vale la pena mencionar que esta obra fílmica es producto de un gran equipo, constituido por Tom Hooper, que firma con éste su segundo trabajo como director de largometrajes tras su amplia carrera televisiva y que se apoya con fuerza tanto en la banda sonora del veterano Alexandre Desplat, como en la fotografía de Danny Cohen, al que ya conocíamos de la célebre This is England.
The king’s speech no es el mejor filme del 2010 (aunque probablemente contenga unas de las mejores actuaciones de ese año), sin embargo es una película que debe verse, ya sea para analizarla con calma o para pasar un buen rato dentro de la sala de cine, cosa que en estos tiempos no es poca cosa.