Rodeado de amigos y unos cuantos borrachos, Tom Six, pintor incomprendido y vapuleado invariablemente por la crítica en todas sus incursiones fílmicas, bebe un whisky tras otro en un bar de Amsterdam. La testosterona acumulada en la sucia barra alimenta los temas soeces de la conversación del peculiar grupo de artistas malditos, hasta que un cruento chiste pedófilo sale de la boca de uno de los presentes. Todas las bocas se abren en sonoras carcajadas, todas menos la de Tom Six, que con falsa seriedad replica “Siempre he creído que para castigar a los pedófilos deberían atarlos y coserles la boca contra el ano de un obeso camionero”. La imagen que surge en la mente de cada uno de los presentes motiva un silencio que Six vuelve a interrumpir con un “Joder, creo que ese será mi nuevo filme”.
The Human Centipede es una película creada a partir del deseo de presentar una imagen impactante al público. Dicha imagen, poseedora de un innegable poderío visual, es el punto desde el que Tom Six parte para idear una historia que pueda justificarla, dejando de lado el tema de la pedofilia y optando por la clásica trama del científico alemán misántropo que, sin más objeto que el probarse a sí mismo que puede hacer una salvajada, decide conseguir a tres humanos para armar un único organismo vivo mediante la conexión ano-bucal de los desdichados integrantes.
El enorme problema de The Human Centipede es que su fama viene de la publicidad oral generada por los fanáticos de la obra, de forma que todos los que están dispuestos a verla conocen ya la trama y han imaginado previamente la imagen de los tres cuerpos unidos entre sí, cuadro que sin duda podía haber sido mucho más descarnado que el que Six presenta, auto censurándose ligeramente y negándose a meter toda la carne al asador. Si ya vas a hacer una guarrada de este calibre más vale que no te quedes a medio camino y conviertas la película en una verdadera asquerosidad, sin embargo ese paso radical nunca aparece en The Human Centipede.
Filmada en un estilo que muchas veces recuerda a las secuencias de persecución retratadas por Dario Argento, el filme se divide claramente en tres partes (pre, durante y post ciempiés), pero el guión, que sin duda podría haberse elaborado con algo más de cabeza, carece completamente de retruécano alguno y responde a una historia construida instintivamente mediante una simple compilación de clichés.
El ejercicio es simple, anoten los ingredientes que conocemos sin haber visto la cinta: una historia que mezcla a dos chicas turistas, una casa perdida en medio del bosque y un científico loco que desea hacer un ciempiés humano; ahora imaginen el desarrollo más sencillo que puedan y les aseguro que ese es el resultado del filme. Felicidades, ya vieron la película.
De las actuaciones no podía esperarse mucho más y todas son invariablemente mediocres, sin embargo algunas de las secuencias consiguen generar un buen nivel de tensión a la vieja usanza, con el malo acechando perversamente o arrastrándose en persecución del pobre ciempiés.
Unos días atrás tuve la oportunidad de ver el trailer de la segunda parte de esta nueva franquicia de culto del cine de terror. Casi al mismo tiempo se dio a conocer la noticia de que la British Board of Film Classification rechazó el filme debido a que era “riesgoso para la salud de los espectadores”. ¿Será esto una señal de que Tom Six finalmente logrará impactarnos, o sólo otro ardid publicitario? Pronto lo sabremos.