Antes de empezar, tengo que confesar que normalmente tengo muchos problemas con las comedias.
Regularmente las tramas son demasiado simples. Casi siempre se basan en historias de amor y sus inherentes problemas. Los chistes están llenos de clichés y se repiten constantemente. Todo esto sin contar que el 80% están protagonizadas por Hugh Grant o actores que emulan su adorable comportamiento.
El caso de Tenacious D es completamente diferente y aunque no es la octava maravilla me hizo pasar un muy buen rato.
La película cuenta los orígenes mitificados del hilarante grupo de Jack Black “Tenacious D” y sus aventuras en busca de grandeza y reconocimiento musical. Para esto, JB y su inseparable amigo Kyle Gass deberán encontrar la mítica “pick of destiny”, que según cuenta la leyenda, es un diente de Satanás moldeado en forma de plumilla para guitarra, por un escultor hace cientos de años. Este artefacto, como se podrán imaginar, tiene poderes sobrenaturales, que generan en su portador habilidades musicales suprahumanas y que ha ayudado a bandas como Led Zeppelin a llegar al nivel de deidades del rock.
En base a este eje principal, la historia se desenvuelve en una serie de eventos bastante divertidos, que mezclan mitos del rock/metal junto a una serie de actuaciones secundarias fenomenales, que incluyen a Tim Robbins como un ex-metalero que ya había intentado encontrar la “pick of destiny”, Ronnie James Dio interpretándose a sí mismo y convenciendo a Jack Black para que siga sus sueños, Ben Stiller como el tatuado empleado de una tienda de guitarras y Dave Grohl como el mismísimo Mefistófeles.
El soundtrack de la película está formado obviamente por canciones de Tenacious D, que constituyen un acompañamiento perfecto a la película y que sorprendentemente son muy pegajosas.
La verdad es que aparte de una hora y media de risas no hay mucho más que analizar, pero siempre se agradece un poco de diversión que se salga, aunque sea ligeramente, de lo establecido.