Shane Meadows es uno de los directores británicos más interesantes de la actualidad. Este artista dió el salto a la fama con su brillante análisis sobre el movimiento skinhead en This is England, ganadora en el 2006 del BAFTA a la mejor película inglesa y objeto de halagos alrededor del mundo.
Somers Town es el filme que Meadows decide regalarnos dos años después de su gran triunfo, enfocándose esta vez en una historia y una visión completamente distintas pero no menos extraordinarias.
La historia, filmada casi totalmente en blanco y negro, centra sus esfuerzos analíticos en la clase trabajadora inglesa, habitante de los suburbios y que con su composición multirracial es el motor que hace girar a uno de los países más importantes del mundo.
Meadows recurre de nuevo al extraordinario Thomas Turgoose, pequeño al que ya habíamos visto en This is England y cuyo papel en esta cinta fue recompensado con el premio al mejor actor joven británico por parte de los London Critics Circle Film Awards. La visión de Thomas, que interpreta a un niño inglés que escapa de casa, se combina con la de Piotr Jagiello, otro joven actor que hace el papel de un chico polaco hijo de un obrero de la construcción que acogerá en su casa al peculiar huérfano.
A través de los ojos de estos niños se desarrolla un impresionante retrato de Londres, filmado con meticulosidad pero a la vez con una increíble naturalidad, que convierte a esta historia totalmente cotidiana, en la que practicamente no pasa nada, en un fabuloso cuento corto (apenas 71 minutos) con un tremendo nivel emotivo, en el que los protagonistas, enamorados de la misma chica mayor, pasarán por varias aventuras completamente intrascendentes pero bellísimamente filmadas.
Shane Meadows después de haber destrozado a Inglaterra con su anterior esfuerzo fílmico, recoge los pedazos y los arma con muchísimo cariño para entregarnos una auténtica joya de la cinematografía moderna, que por desgracia será vista sólo por unos cuantos privilegiados.