Shutter Island (2010)

Cuatro años hace que Martin Scorsese cumplió su sueño de recibir el Oscar al mejor director, desgraciadamente conseguido a través de una de sus películas más intrascendentes, y ahora, después de darse un descanso de la narrativa clásica con el documental de los Rolling Stones, finalmente vuelve a la carga para presentarnos el thriller Shutter Island.

Inmejorable inicio el de este filme, que ubica al espectador a mediados de la década de los cincuentas, como pasajero en un barco que se dirige a la isla donde están recluidos los más peligrosos enfermos mentales del país. De inmediato la atmósfera de tensión se desarrolla y en menos de cinco minutos ya estamos con los pelos de punta gracias a los excelentes diálogos y al psicótico soundtrack, que golpea una y otra vez en los puntos clave de la película con los acordes de la locura.

Una vez más tenemos a Di Caprio, que para bien y para mal ha ayudado a redefinir a Scorsese en la última década, y que ahora interpreta a un federal que va a investigar la desaparición de una peligrosa enferma, acusada de asesinar a sus tres hijos en un arrebato psicótico.

En la primera media hora descubrimos que Di Caprio en realidad está ahí para encontrar al pirómano que asesinó a su esposa, hecho que junto a su alcoholismo y a su participación en la segunda guerra mundial, lo dejaron mentalmente inestable. Sin duda esto es de lo mejor de la cinta, ya que las escenas en las que se presentan los sueños del protagonista, en donde nos cuentan las tragedias por las que ha tenido que pasar, están filmadas con un preciosismo onírico impactante.

Por desgracia la excelencia narrativa no es completa en esta película y el ritmo decae en la última media hora, justo cuando nos enteramos de la paupérrima justificación a todo el meollo que tan hábilmente se había tejido con anterioridad. Por desgracia Dennis Lehane, el autor de la novela en que se basa el guión, nos vuelve a recetar el recurso resolutorio que casi siempre se emplea cuando se tiene un tema de este estilo.

Sin embargo, Shutter Island es una película que vale la pena ver por su estupendo inicio, por las grandes actuaciones de Di Caprio, Ruffalo, Kingsley, Von Sydow y Williams, y finalmente por el gusto de ver a un director del calibre de Scorsese detrás de la cámara, produciendo una serie de secuencias de enorme disfrute visual y emocional, que podrían catalogarse dentro de lo mejor del cine noir.

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