Rundskop (Bullhead) (2011)

El ser humano disfruta contemplar sus miserias, regodeándose en ellas y proclamando su sufrimiento a la menor provocación, en el ejercicio de un dramatismo que se encuentra de forma innata en mayor o menor medida dentro de nuestra especie. Es este deseo por mostrar las vilezas de la sociedad lo que impulsa a muchos artistas a encontrarse con el proceso creativo y triunfar o fracasar en su intento por transmitir una emoción impactante a su audiencia.

Es precisamente esa la motivación de Rundskop, primer filme del director belga Michael R. Roskam, que ha acaparado muchas miradas de asombro y elogios de una audiencia que demanda año con año emociones viscerales cada vez más fuertes, pero que rechaza aquellas que no sean justificadas por una historia medianamente interesante e innovadora.
El filme analiza de forma extremadamente ácida el negocio de la carne mediante el personaje de un granjero belga, cuya forma de incrementar ganancias es utilizar hormonas para mejorar físicamente a su ganado, sustancias que son proporcionadas por una intrincada red de mafiosos que controlan la producción ganadera de todo el país.
El ganadero, interpretado por el poco conocido pero excelente Matthias Schoenaerts que modificó su cuerpo para transformarse en la bestia musculada que protagoniza el filme, se ve inmiscuido por casualidades del destino en el asesinato de un policía que investigaba el contrabando de las hormonas ilegales. Utilizando este hecho como excusa, Roskam, quien también elaboró el guión, desarrolla magistralmente el contexto social e histórico del personaje, revelando una serie de eventos de extraordinaria crueldad que condicionan el futuro del protagonista.
La crítica social que emite el filme contra la industria de la carne, poco a poco se transforma en un análisis de las causalidades y casualidades que determinan el camino que finalmente recorre el hombre durante su vida, al mismo tiempo que retrata la impotencia que generan aquellos sucesos que por su gravedad no pueden olvidarse o revertir sus efectos.
La formación pictórica de Roskam es palpable en cada fotograma de la cinta, percibiéndose una necesidad casi obsesiva por acompañar a la narrativa mediante un cuidado tratamiento visual, que da como resultado secuencias de gran belleza en las que el director de fotografía Nicolas Karakatsanis ejercita su versatilidad y crea cuadros para el recuerdo.
La banda sonora que acompaña a la película fue compuesta por el relativamente joven compositor Raf Keunen, quien hasta el momento solamente había musicalizado cortometrajes y que hace un trabajo verdaderamente extraordinario a lo largo de toda la cinta.
Rundskop es definitivamente una “feel bad movie”, la experiencia que retrata es deprimente, oscura y finalmente devastadora, sin embargo está construida de forma impecable erigiéndose como la primera gran película del 2011.

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