1899: El paso al siglo XX se convierte en un evento inevitable que los habitantes de París miran con más intrascendencia realista que temor apocalíptico. Un París aristocrático y rebosante de las maravillas tecnológicas que la emergente modernidad insertaba en su panorama citadino, un París asombrado y ensordecido con el eco de la llegada del metro que retumbaba en las paredes de sus galerías subterráneas. Un París que se aferraba con fuerza a ese innovador libro que relataba una invasión de seres extraterrestres, invencibles salvo al ataque de los pequeños microorganismos con los que el hombre había aprendido a coexistir a lo largo de su penosa evolución. En definitiva, un París en las puertas del futuro.
Es mediante el cúmulo de relaciones entre prostituta y cliente que la película ahonda en fetiches, tabús y en el lastimoso deseo de ser amado a toda costa, deseo que queda irremediablemente ligado a la manifestación de un poder sádico y totalitario ejercido por alguno de los dos amantes.
Tomando tangencialmente como eje principal la anécdota de una prostituta que es desfigurada por uno de sus clientes, Bonello vuelve a sorprender con un espectáculo visual preciosista que mantiene una constante belleza compositiva a lo largo del metraje, la cual termina por desarmar intelectualmente al espectador y comprueba nuevamente el virtuosismo de la dupla que Bonello hace con su fotógrafo de cabecera, Josée Deshaies.
Contrario a lo que ocurre con el tratamiento visual, la historia de L’Apollonide se queda dentro de un nivel anecdótico que, aunque algunas veces llega a alcanzar momentos verdaderamente sublimes, únicamente aterriza con acierto el concepto general de la película, dejando inconexos ciertos elementos particulares que podrían haber dotado a la cinta de una mayor profundidad dramática. Sin embargo, a pesar de este fallo, el filme en su conjunto representa un gran triunfo de Bonello, quien se posiciona nuevamente como un cineasta de primer nivel, cuya valentía y talento le permitirán, espero, darnos un cine de altísima calidad.