Incendies (2010)

Han pasado más de 24 horas desde que vi Incendies, la cuarta película del director francés Denis Villeneuve y todavía algunos planos se rehúsan a salir de mi cabeza. ¿Cómo olvidar esa secuencia inicial al ritmo de You and Whose Army de Radiohead, que únicamente se alcanza a comprender al final de la obra? y ¿Cómo dejar atrás esa absoluta impotencia que el espectador siente al penetrar los misterios del que es sin duda uno de los mejores dramas del año pasado? La respuesta es simple, no se puede.

La exploración de la condición política de un país inexistente de Oriente Medio, con fuertes similitudes a Líbano, le permite a Villeneuve plantear con total libertad sus posturas ideológicas e hilar esta historia completamente desgraciada, que expone como pocas el descarnado poder de los lazos sanguíneos, que se generan y concluyen en el amor pero cuyo calvario intermedio puede llegar a ser insoportable.
La narración de Incendies se hace a través de los ojos de una mujer desesperada por encontrar al hijo que tuvo con el amor de su vida en una cruenta guerra civil, así como también a través de los ojos de sus dos hijos, quienes una vez fallecida su madre descubren que su padre sigue con vida y que tienen un hermano perdido en un remoto país. El testamento de la mujer, quien un buen día simplemente deja de hablar para posteriormente morir, les exige a sus dos hijos encontrar al padre y al hermano perdidos, para entregarles unos misteriosos sobres y de esta forma asegurar el descanso eterno de su madre.
Es con esa motivación que Mélissa Désormeaux-Poulin, quien interpreta de forma impecable a la hija de la protagonista, viaja al conflictivo país para rastrear la historia de su madre, sólo para descubrir con cada paso la verdadera identidad de una mujer a la que desconocía por completo, encontrando una cadena de horrores y giros inesperados dignos del más descarnado cine coreano.
Incendies es una película que debe verse sin conocer nada más que lo poco que les he contado, ya que su apabullante efecto depende en gran medida del desconocimiento del perfecto desenlace, sin embargo, en ningún momento esta es una película que dependa únicamente de su factor de shock inesperado, ya que todo el metraje es una muestra innegable, tanto de la maestría de Villeneuve en la dirección, como la de su fotógrafo André Turpin.
El devenir de la historia está orientado a crear grandes momentos de actuación gracias a su aproximación extremadamente dramática, sin embargo cada uno de los personajes lleva esto a un nivel de expresividad francamente memorable, regalándonos escenas capaces de encogernos por completo el corazón, helarnos la sangre con el que probablemente sea el gemido más desgarrador que haya escuchado en mi vida y llevarnos hasta las lágrimas con catarsis dignas de alguna obra de Sófocles.
Por si fuera poco la cinta está ambientada con una banda sonora verdaderamente sobresaliente, que combina algunas canciones del Amnesiac de Radiohead con música original de Grégoire Hetzel, con lo que el espectáculo termina siendo una completa maravilla.
Nominada al Oscar a mejor película extranjera, galardón que inexplicablemente perdió, Incendies es una muestra más del altísimo nivel del cine canadiense y un tratado que muchos podrán asociar con los horrores de la guerra, pero que a pesar de su desoladora historia es simplemente un tratado sobre el amor.

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