El rango del director italiano Matteo Garrone es de una amplitud extraordinaria. Al ver que en sus últimos tres filmes encontramos un terrorífico romance, un relato neo-neorrealista italiano sobre el cáncer de la mafia, y una delirante comedia paranoica, no resulta sorprendente que Il racconto dei racconti –filme estrenado con bombo y platillo en el festival de Cannes pero ausente en el palmarés– sea un giro radicalmente diferente a los temas, situaciones y niveles de producción previamente explorados por el director italiano.
Tomando como base los dos volúmenes del célebre Pentamerone de Giambattista Basile –datado en 1636 y recuperado dos siglos después por los Hermanos Grimm, quienes lo ensalzaron como la primera recopilación de cuentos infantiles asociada a una nación– Garrone crea un relato que adapta tres de los cuentos ahí reunidos: La Pulce (La pulga), La Vecchia Scorticata (La vieja desollada) y La Cerva Fatata (La cierva encantada).
Il racconto dei racconti explora las obsesiones de la reina y los dos reyes que comandan cada uno de los tres cuentos, transformando aquellos relatos infantiles en un violento e hiperestilizado estudio de la relación entre amor y deseo. La reina que sin remordimiento alguno sacrifica a su propio esposo para quedar embarazada de un niño que será su destrucción, el rey sátiro que corteja a una anciana transfigurada en pelirroja beldad por un conjuro, y finalmente el monarca que adopta a una pulga como mascota hasta que esta adquiere proporciones monstruosas, se presentan como diferentes caras de ese deseo incontrolable y destructivo al que muchas veces llamamos amor.
El principal problema del filme radica en que no encuentra –a pesar de su ¿unificador? final– un punto de conjunción verdaderamente potente, percibiéndose en todo momento una barrera entre cada una de las historias, separación que en sí misma no tiene nada de malo, pero que al no contar con argumentos verdaderamente sobresalientes termina por desvanecer al filme en un pantano narrativo que culmina con tres pequeños clímax intrascendentes.
Por fortuna, lo que Il racconto dei racconti pierde en posibilidades narrativas, lo recupera con creces en su apabullante tratamiento visual. El fotógrafo Peter Suschitzky –eterno colaborador de David Cronenberg– se las ingenia para que cada escena sea un cuadro inolvidable, convirtiendo al metraje en un catálogo de maravillas visuales, cuyo rango va desde el barroco caos natural del bosque y las ninfas que en él habitan –la secuencia en la que el rey descubre entre la maleza a la anciana recién transfigurada es uno de los instantes más hermosos que ha dado la cinematografía del 2015– hasta la obsesiva formalidad geométrica evidenciada al interior de cada palacio.
En el departamento de actuación Garrone ensambla un elenco bastante sobresaliente, comandado por Vincent Cassel, Toby Jones y Salma Hayek –esta última mostrando un trabajo bastante digno para sus consabidas limitaciones– y plagado de actores secundarios con la habilidad suficiente para llevar sus respectivos textos a buen puerto.
Garrone sigue mostrándose como un director interesante, y en esta ocasión presenta una cinta que, a pesar de los reproches que pueda merecer, termina siendo una experiencia audiovisual digna de ser vista y estudiada.