Idiots and Angels es la última creación fílmica del talentoso animador Bill Plympton, un hombre obsesionado con explorar la esencia humana y sus más oscuros rincones utilizando siempre una especie de humor negro terriblemente perturbador.
En esta ocasión, Plympton desarrolla la bukowskiana historia de un hombre cuya vida transcurrre casi completamente dentro de un inmundo bar. Este personaje representa todos los aspectos podridos y viles asociados con la masculinidad. Violento, obsesionado con el sexo, vulgar, alcohólico y carente de cualquier tipo de motivación en la vida, el personaje principal ve trastocada su rutina cuando un buen día amanece con unos pequeños bultos en la espalda que progresivamente se convierten en alas.
Los enormes apéndices, que desarrollan voluntad propia y que están orientados a siempre hacer el bien, generan una dualidad realmente interesante en este personaje, que se ve obligado a cambiar sus corruptas formas para seguir los designios de las poderosas alas.
El ensayo filosófico de ochenta minutos de duración tiene la desventaja de contar con un ritmo narrativo poco uniforme, que por momentos se vuelve ligeramente pesado y pretencioso, sin embargo, la maravillosa animación de Plympton compensa estos defectos y convierte la cinta en una experiencia visual de gran belleza.
La música de Idiots and Angels es también sobresaliente, ya que incluye una gran variedad de obras, desde Tom Waits hasta arias operéticas increíbles, que ambientan a las mil maravillas las escenas animadas completamente a mano.
El filme, que se narra desde un punto de vista crudo y lúgubre ha tenido muy poca publicidad, exhibiéndose tan sólo en algunos festivales selectos, sin embargo ha cosechado grandes críticas de figuras tan importantes como Jim Jarmusch, Terry Gilliam, Anton Corbijn, etc. En definitiva, es un estupendo trabajo de animación que vale la pena observar con mucho cuidado.