En 1948 Kenneth Anger, un joven de 20 años hasta entonces completamente desconocido, fue arrestado inmediatamente después del estreno de Fireworks bajo cargos de obscenidad pública. El cortometraje de 14 minutos que Anger produjo, escribió, dirigió y actuó, se convertiría desde ese momento en un filme de culto absoluto y en una de las primeras películas con el valor de retratar conductas homosexuales en la gran pantalla, con el agravante de que dicha representación se hacía desde una crudeza nunca antes vista.
Filmada en 1947, pero estrenada un año después, Fireworks impactó de lleno al núcleo conservador de una sociedad norteamericana que en ese entonces consideraba ilegales las relaciones homosexuales, hecho que devino en la prohibición de cualquier tipo de exhibición de la obra de Anger y en el inicio de un juicio contra el joven director, quien debió permanecer bajo custodia hasta que la Suprema Corte de California determinara si el metraje era pornográfico o podía ser catalogado como una obra de arte.
En contra de los reclamos sociales que la tachaban de aberrante e inmoral, Fireworks fue etiquetada como obra de arte por la Suprema Corte de California, permitiéndose por tanto su distribución, la cual tuvo aún así severos problemas debido a la oleada de demandas que los guardianes de la moral, mas no del intelecto, esgrimieron en contra de los cines en los que se exhibía la cinta.
Elaborada como una compleja exploración del subconsciente de un joven homosexual, interpretado por el propio Kenneth Anger en un esfuerzo evidentemente autobiográfico, Fireworks es una película fuertemente influenciada por el movimiento surrealista que Buñuel y Cocteau habían cimentado casi dos décadas atrás con Un chien andalou y Le sang d’un poète, quedando como resultado un filme en el que Anger expone sus principales obsesiones, temores y fetiches, en catorce minutos de impactantes composiciones visuales que centran su estilo narrativo en la utilización de símbolos como recurso metafórico primordial.
Cruel relato de ese amor que después del acto homosexual se transforma en intensa homofobia, el cortometraje es el retrato de un mártir que, en la eterna búsqueda para encontrar a su otra mitad, sucumbe ante un grupo de enardecidos marineros de cuerpos perfectos que fungen como el pináculo de la fantasía homoerótica, mediante la cual, desde una honestidad abrumadora, se analiza el goce masoquista que surge como un producto de la criminalización y persecución del instinto homosexual.
Impactante y lírica, Fireworks es una mezcla invaluable de potencia narrativa e intuitivo dominio de la composición visual, que le daría a Keneth Anger el estatus de uno de los íconos más radicales de la contracultura. Una obra que, a pesar de su brevedad e ínfima producción, constituye un hito en la lucha de los derechos homosexuales, de la derrota de la censura y del cine como arte visual