Los extraterrestres han llegado a la tierra y deciden aterrizar por una avería en Johannesburgo, Sudáfrica.
Después de problemas de interacción con los alienígenas, debido a un rechazo generalizado de la sociedad, el gobierno decide extremar precauciones y construye una especie de gueto en el que estas creaturas quedan aisladas en condiciones de vida deplorables.
Esta es la premisa del nuevo fenómeno cinematográfico que bajo la mano de Neill Blomkamp está cosechando millones de dólares en taquilla. La idea es francamente original y la puesta en escena es bastante atractiva, ya que se combinan escenas de acción con otras de un supuesto documental que se hizo de forma posterior a los hechos que vemos en pantalla.
El filme comienza cuando veinte años después del aterrizaje de estos seres, el gobierno sudafricano decide reubicarlos en un gueto mucho más alejado de la población civil, con lo que se desarrolla toda una campaña para notificarles la decisión y eventualmente desalojarlos.
Obviamente dentro del gueto todo es un caos, los alienígenas aparentan no ser muy brillantes y son constantemente estafados por los pueblerinos que les intercambian comida de gato por sus impresionantes armas galácticas. Además estos bichos viven en una inmunda suciedad y en un ritmo de vida sinsentido en el que su única preocupación aparente es comer, por lo que son unos completos parásitos sociales que el gobierno se ve obligado a mantener.
A pesar de que el tema extraterrestre se aborda con gran originalidad, District 9 no deja de ser una película de acción relativamente convencional, con personajes que se alejan muy poco de los clichés de siempre y con situaciones predecibles que tampoco aprovechan a plenitud las posibilidades de la historia.
Una vez dicho esto, también hay que sacar a relucir los grandes aciertos de esta película. La forma en la que se narran los eventos como ya había comentado es el principal elemento a favor, ya que proporciona al espectador una gran perspectiva de la acción, con movimientos de cámara en mano que le da una frenética sensación documental. Todo esto aunado por supuesto a un impresionante trabajo de postproducción y a unos efectos visuales asombrosos.
El trabajo actoral es bastante irregular, encontrándonos momentos en que el filme se ve demasiado forzado precisamente por los clichés extremos a los que se somenten algunos de los personajes, sin embargo cuando eso se controla el resultado no es nada despreciable.
En realidad District 9 es una película altamente recomendable, que sin ser la obra maestra de la que mucho se habló, logra divertir y emocionar al espectador de una forma en la que pocas películas en la actual cartelera logran.