A pesar de todo lo que pueda decirse, la ideología sexual de la sociedad occidental ha sufrido fuertes modificaciones desde los tiempos en los que el sexo se estipulaba como un acto impuro, cuyo único objetivo era la reproducción de la especie. Tiempos en los que la mujer era un mero objeto y en los que la homosexualidad se castigaba con el ostracismo o incluso con la muerte, tiempos que por fortuna ahora se ven desde un punto de vista crítico como barbaries que en la actualidad sólo tienen cabida en los países culturalmente más atrasados.
Esa revolución sexual que se vivió a mediados del siglo pasado y que culturalmente nos colocó en una nueva etapa de libertinaje (en el mejor sentido de la palabra), que a diferencia de los ciclos de libertad sexual vividos en anteriores periodos de la humanidad cuenta con muchísima más información y fundamentos sociales, tomó por sorpresa a muchos de los que aceptaban las costumbres arcaicas bajo las que habían sido educados y que rechazaron subir al tren de la modernidad para verlo pasar a toda velocidad desde las vías.
Beginners, segunda cinta del videoclipero norteamericano Mike Mills, cuenta la historia de uno de esos hombres que, en plena revolución sexual, decidió negar sus instintos homosexuales en pro de formar una familia con la esperanza de algún día “curarse de tan terrible mal”, describiendo también la relación de éste con su hijo treintañero, interpretado por el casi siempre desaprovechado Ewan McGregor.
Después de la muerte de su devota pero desequilibrada esposa, Hal, un septuagenario homosexual, decide salir del clóset para vivir todo aquello que no pudo experimentar en su juventud, consiguiendo un novio joven, cambiando radicalmente su guardarropa y convirtiéndose en activista de todos los clubs gay de la ciudad sin preocuparse por el cáncer que crece en su interior.
El filme, que se narra desde el punto de vista del traumatizado hijo, incapaz de mantener una relación estable gracias a la experiencia con sus padres, es una dramática mezcla entre las experiencias del enfermo anciano, interpretado de forma sobresaliente por Christopher Plummer, y el complejo romance que su hijo construye con una actriz de poca monta, incapacitada para el amor debido a su trabajo y a sus también presentes problemas familiares.
Utilizando el tan recurrente estilo de tragicomedia romántica que últimamente es capaz de vender cualquier filme, Beginners es una exploración superficial del amor, de nuestra eterna necesidad por encontrar esa fantasía romántica que se gesta en nuestro inconsciente desde la adolescencia y del mito de la compatibilidad, que finalmente se trabaja y se genera a través de la convivencia y de la entrega incondicional al otro.
A pesar de ser una película muy menor, Beginners es una mezcla fílmica divertida, que le asegura un buen rato al espectador y que se convierte en otra carta de presentación para Mike Mills, quien se posiciona como un director interesante dentro del panorama independiente norteamericano.