Harmony Korine es un director realmente fuera de lo común. A los 19 años escribió el guión de lo que después se transformaría en la mejor película de Larry Clark. Dos años después del enorme éxito de “Kids”, Korine crea “Gummo”, una de las películas más innovadoras y perturbadoras de los noventas, lo que le da un reconocimiento inmediato dentro del mundo fílmico.
“Mister Lonely” es el tercer largometraje de Korine después de ocho años de inactividad desde la filmación de la también magnífica “Julien Donkey-Boy”. En esta ocasión, Korine explora el mundo de los imitadores, presentándolos como una metáfora de la sociedad actual, su perpetua confusión y su falta de personalidad. De esta forma seguimos a un imitador de Michael Jackson, personificado por Diego Luna, que es convencido por Marilyn Monroe para encaminarse a una villa alejada donde un grupo de imitadores (desde el Papa hasta Chaplin) están armando el mejor show del mundo. Conforme avanza esta historia, de forma paralela se desarrolla otra en la que un religioso interpretado por Werner Herzog, se encuentra con el milagro de una monja que sobrevive al caer desde una avioneta gracias a su inmensa fe en Dios.
Absurda en muchas ocasiones y genial en otras, la postura de Korine sobre el ser humano ha sido siempre un tanto nihilista, sin embargo, el retiro autoimpuesto de 8 años le ha dado una visión más optimista de las cosas, situación que se puede apreciar en los toques redentores de Mister Lonely. Este guión sin duda interesante y que probablemente sea el más complejo que haya ideado Korine, está acompañado por una fotografía fantástica y un soundtrack memorable, en el que participan desde Aphex Twin hasta el legendario John Jacob Niles que da el tono para la mejor escena de la película.
“Mister Lonely” es sin embargo la película más floja de Korine y el fallo creo que se centra en su obsesión por transmitir una serie de posturas filosóficas acerca de la sociedad, ya que los diálogos están tan encaminados hacia ese aspecto, que muchas veces te sientes como un niño con problemas de aprendizaje al que le repiten cincuenta veces los conceptos para asegurarse de que realmente los entienda. Sin embargo, este filme tiene también una serie de escenas tan fantásticas que casi compensan todos sus aspectos negativos. En especial hay 3 secuencias que son tan perfectas, que convierten a esta película en ampliamente recomendable y en una experiencia que a pesar de tener más subidas y bajadas que una montaña rusa es un producto original y digno de revisarse.