Breaking the Waves (1996)

Curiosamente he visto la “Golden Heart Trilogy” del danés Lars Von Trier justo al revés del orden cronológico en el que fue creada. Comencé por la traumática y hermosa experiencia de “Dancer in the Dark”, luego pasé por la radicalmente innovadora y agresiva “Idioterne”, para ahora terminar con la que probablemente sea la mejor de la serie y de la carrera de Von Trier, la prácticamente perfecta Breaking the Waves.

Esta película cuenta la historia de Bess McNeill, una mujer que habita una comunidad de Calvinistas extremadamente rigurosos, que decide casarse con un obrero de plataformas petroleras ajeno a su religión, que poco a poco le abre los ojos a experiencias que nunca había experimentado: el amor, el sexo y la libertad de pensamiento.

Todo se complica cuando Jan, el esposo de Bess, sufre un accidente laboral y queda paralítico, justo después de que ella le pide a Dios que regrese a Jan de cualquier forma a casa. La culpa de la mujer y su creencia de que puede mantener diálogos directos con Dios, comienzan a complicar las cosas hasta un punto en que el amor y la bondad extrema de Bess degeneran en sacrificios extremos y situaciones terribles que afectarán profundamente a cualquier espectador a prueba de balas.

La forma de filmar que utiliza Von Trier en Breaking the Waves es sumamente directa, dejando ver siempre su estilo “Dogme 95” (aunque no sea una película completamente Dogma) de cámara en mano, producción austera y soundtrack natural en casi todas las escenas, sin embargo las secuencias obtenidas son de gran belleza y poseen una fuerza impresionante.

El elenco de la cinta es fantástico, con una debutante Emily Watson en el papel de Bess, con un imponente Stellan Skarsgard como el enigmático esposo y con una decena de fantásticos actores entre los que destacan la pareja de amigos de Jan, el doctor de Bess y el patriarca Calvinista.

Este filme tiene tantas cosas dignas de un profundo análisis, que debería dedicar un largo rato a desglosarlo, sin embargo, una última cualidad que quiero destacar es el maravilloso tratamiento religioso que da Von Trier al desarrollo del guión. De esta forma la cinta se plantea siempre esa incertidumbre en la que no se sabe si los eventos son en verdad obra de la casualidad, la deidad o la voluntad humana, pero que sin embargo, predica que la habilidad de creer o tener fe en algo es uno de los mayores alicientes que tiene el ser humano para seguir adelante.

El soundtrack, presentado únicamente en pequeños segmentos de separación entre los 7 capítulos que dividen la historia, es un elemento fantástico de ambientación, con piezas de autores como Leonard Cohen, David Bowie o Elton John, que dan un necesario momento de reflexión al espectador entre toda esa oleada de brutal realismo.

Breaking the Waves es una de esas cintas en que la evolución de la historia y los personajes es completamente fantástica. El análisis que hace Von Trier de la condición humana y los inconvenientes de ser verdaderamente “Puro de Corazón” es sobresaliente, la sutileza de los cambios psíquicos que sufren los personajes con el devenir de las situaciones se desarrolla a la perfección y el guión está tan bien elaborado de principio a fin que ésta termina siendo, para mi gusto, una de las máximas exponentes de la cinematografía mundial de todos los tiempos.

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