Me declaro completamente fan de Gaspar Noé. El director francés, a pesar de su corta filmografía (tan sólo tres largometrajes), es capaz de exponer siempre de forma increíblemente directa y honesta la psique de sus atormentados personajes, que muchas veces se convierten en microcosmos que representan nuestras propias alegrías, miedos y aflicciones.
“Irreversible” es el segundo largometraje de Noé, filmado 4 años después de haber presentado al mundo su brutal opera prima “Seul contre tous”, que narra de forma excepcional la historia de un carnicero francés que abusa de su pequeña hija.
Es precisamente dicho carnicero el que da comienzo a “Irreversible”. Desnudo en una cama junto a un amigo, recita la frase que se convertirá en el leitmotiv del filme, Le temps detruit tout (El tiempo lo destruye todo). Acto seguido vemos a Marcus (Vincent Cassel) entrar furioso en el Rectum, un club sadomasoquista gay, donde nos enteramos que se encuentra un hombre conocido como Le Tenia (La solitaria) que ha hecho algo terrible, por lo que Marcus quiere venganza. Después de veinte minutos que culminan de forma horrenda, nos damos cuenta de que eso ha sido el final del filme y que estamos viendo la película al revés. Es ahí cuando las cosas no harán mas que empeorar.
Irreversible es una cinta que tiene todos los elementos para mantener al espectador constantemente horrorizado, de hecho, la tremenda secuencia inicial que narré, tiene como fondo musical un sonido constante a 28 Hertz casi inaudible, diseñado para causar vértigo y náusea al espectador. Sin embargo, a pesar de esos momentos en que la película nos golpea directamente en la cara, de igual forma Noé logra manufacturar secuencias de una belleza fantástica, que por momentos parecieran hacernos olvidar lo que ya sabemos que ocurrirá.
Las actuaciones corren a cargo de Vincent Cassel, Monica Belucci y Albert Dupontel, que hacen un trabajo realmente fantástico, así como contribuyen siempre acertadamente al guión del filme, ya que Noé comenzó la película con un guión de tres páginas que se fue desarrollando sobre la marcha mediante la improvisación actoral.
En el aspecto visual Irreversible es impresionante, con movimientos de cámara muchas veces inexplicables por su complejidad, para lo cual se requirió un enorme proceso de postproducción. Toda la cinta se filmó en formato Super 16, para luego convertirlo a Super 35, lo que le da una textura muy disfrutable a la imagen.
Sé que muchos de ustedes ya habrán visto esta cinta y tendrán sus opiniones personales acerca de ella, pero para los que aún no han podido disfrutar esta obra, les recomiendo encarecidamente que den un vistazo a la mente de este gran director, que por cierto este año nos presentará su tercer largometraje titulado “Enter the Void”.