Esta sin duda ha sido la década de las sagas. Harry Potter, Twilight, Nocturna, etc. son algunas de las recientes minas de oro que han revitalizado el género literario de “entregas”, que tanto éxito ha tenido a lo largo de la historia. Evidentemente la industria cinematográfica nunca dejará pasar una oportunidad para ganar dinero, lo que nos lleva a que también en el mundo del cine esta década puede caracterizarse por la proliferación cuasiviral de las sagas.
La trilogía de Millenium, escrita por el sueco Stieg Larsson, saltó a la fama después de la desafortunada muerte de su hasta ese momento desconocido autor, que nunca pudo disfrutar del desproporcionado éxito obtenido por la oscura serie de novelas de corte policiaco.
Dirigida por el danés Niels Arden Oplev, Män som hatar kvinnor (Los hombres que odiaban a las mujeres), cuenta la historia de un periodista que es condenado a seis meses en prisión por difundir falsos rumores acerca de un rico hombre de negocios. Justo en ese momento, un hombre lo contrata para intentar esclarecer el crimen de su sobrina que lleva décadas sin resolverse, de forma que la investigación deberá hacerse en el periodo previo a que el periodista tenga que servir su condena.
Paralelamente se presenta la historia de la ya famosa Lisbeth Salander, una chica gótica con memoria fotográfica, bisexual, sociópata y genio de la informática, interpretada por Noomi Rapace, que vive en el anonimato y trabaja como hacker profesional. Como podrán sospechar, el destino hará que la peculiar protagonista que dedica su vida a obtener información de cuentas bancarias, pasados oscuros y secretos para clientes privados, ayude al periodista en la resolución del caso.
La película, que al parecer es una adaptación bastante fiel de la novela (según mis fuentes cercanas que la han leido), basa por completo su desarrollo en el atractivo personaje de la inadaptada protagonista, ya que el misterio principal podría haber salido de un buen capítulo de Law and Order o Criminal Minds (con un poco más de violencia y sexo explícito), sin embargo son las vivencias personales de Lisbeth lo que rescata las dos horas de metraje.
A pesar de que no hay un manejo innovador de la estética ni de la música y que la única pretención del filme es simplemente la de entretener al espectador, Män som hatar kvinnor termina siendo un thriller interesante.
Justo ahora se estrena la segunda parte de esta saga, que supongo traerá un nuevo caso a cuestas, así que pronto podremos juzgar las dos cintas restantes y divertirnos con las violentas aventuras de esta peculiar pareja.