No cabe duda que Sam Raimi es uno de los negociadores más efectivos del planeta, ya que, de no ser así, resultaría inexplicable el hecho de que un estudio respetable y convencional, como Universal Studios, se haya atrevido a financiar un guión tan maravillosamente demencial como lo es la tercera parte de la trilogía de Evil Dead, la cual, en su conjunto, constituye el trabajo más importante de la carrera de Raimi, uno de los directores más prometedores e interesantes de su generación, que por desgracia caería en el sinsentido de dirigir la multimillonaria trilogía de Spider-Man, mimetizándose súbita e irónicamente con el Hollywood más convencional.
Army of Darkness, a diferencia de su predecesora, que funcionaba como una reinvención del primer filme de la trilogía, se atreve a continuar su historia desde el alucinante final de Evil Dead II, donde Ash, el antihéroe interpretado por Bruce Campbell, después de enfrentar a un ejército de maldiciones invocadas por el lovecraftiano Necronomicón, libro maldito que casualmente se encontraba en una romántica cabaña de fin de semana, es transportado a través de un portal dimensional que lo deja ni más ni menos que en la Edad Media.
Es a partir de esa ridícula trama que Sam Raimi consigue, contra cualquier predicción lógica, elaborar un filme extraordinario, frenético e increíblemente divertido, que sigue las andanzas de Ash en un mundo medieval en el que, ayudado por la sierra y la escopeta que transportó junto con él a través del portal dimensional, deberá recuperar el Necronomicón de las manos de una bruja, para poder volver al siglo XX y de paso salvar a un reino contra el que la malvada sibila pretende utilizar los poderes malignos del libro.
Una vez más la imaginación de Raimi, quien elaboró el guión del filme junto a su hermano, desborda por completo al espectador, empujando en todo momento los límites narrativos de la historia y descuartizando cualquier intento del publico por predecir lo que va a ocurrir durante un metraje que no cesa, en ningún momento, de plantear los escenarios y las situaciones más descabelladas.
Army of Darkness se aleja un poco de esa bis gore que caracterizaba a la segunda parte de la trilogía, centrándose en mayor medida en el humor negro de Raimi, el cual, al mezclarse con la completa libertad argumental del guión, da como resultado un conjunto de secuencias que mantienen durante toda la cinta el nivel de comicidad al máximo.
Una tras otra se suceden las frases memorables de ese personaje desfachatado y calcado de la más bruta clase media norteamericana, al que Bruce Campbell lleva, gracias a su exagerada expresividad, hasta el límite del ridículo durante un conjunto de aventuras plagadas de efectos especiales gloriosamente analógicos, en las que el peculiar personaje pasará por un sinfín de pruebas hasta finalmente poner en sus manos el libro maldito.
Injustamente catalogada como la película menos afortunada de la trilogía de Evil Dead, Army of Darkness es un divertidísimo viaje alucinógeno de terror, que a pesar de haberse visto ligeramente manchado al cambiar de último momento, por presiones de Dino De Laurentiis, el final original que Raimi había filmado, sigue siendo una de las cintas más hilarantes de los años noventa y el broche de oro para la mejor trilogía de terror de la historia.