The Lords of Salem (2012)

Creo que, ahora más que nunca, puedo decir con confianza que Rob Zombie es el director de terror más interesante e innovador de los últimos diez años. Para sostener dicha afirmación no hace falta mas que repasar la extraordinaria filmografía de este hombre, cuyo tránsito en el mundo del espectáculo comenzaría con la formación de la mítica banda de metal industrial, White Zombie, para posteriormente incursionar como solista y dejar de lado la identidad de Robert Bartleh al transformarse en su propio personaje, un ser diabólico de nombre Rob Zombie, cuya especialización en el imaginario del cine de terror era inmediatamente palpable, tanto en sus letras, como en los videoclips que él dirigía y que acompañaban a su trabajo musical.

El gigantesco amor que Rob Zombie le profesa al horror, se ha gestado a través de un obsesivo estudio de centenares de películas del género, el cual dio sus primeros frutos con House of 1000 Corpses, un extraordinario debut fílmico que homenajeaba al cine de terror norteamericano de los años setenta, y que luego sería secundado por su no menos maravillosa, pero mucho menos conocida secuela, The Devil’s Rejects. Posteriormente, Zombie centra sus esfuerzos en filmar dos interesantes acercamientos al Halloween de John Carpenter y en una cinta de dibujos animados para adultos que funcionó como un pequeño divertimento de limitada distribución en DVD, dejando momentáneamente de lado su faceta de guionista original.

Después de años de preparación, intercalados con el estreno de un nuevo disco y una extensa gira de conciertos, Zombie regresa al mundo del cine como director y guionista en The Lords of Salem, su obra más ambiciosa hasta la fecha, en la que retoma el control absoluto que esgrimió en sus primeros dos filmes, para dar vida a la que, hasta el momento, es su obra más notable.

Un aquelarre acaecido a finales del siglo XVII en la zona de Salem, Massachusetts, es el encargado de abrir la narrativa de la cinta, en una gloriosa y escalofriante secuencia que marca la pauta de lo que serán los noventa minutos de metraje, en los que Zombie desechará casi de forma dogmática el uso del susto simple y el sobresalto momentáneo, para generar un conjunto de secuencias que perturban con mucha más efectividad al público, gracias a los cuidadísimos encuadres, deudores muchas veces de Kubrick, y al brillante trabajo de creación de atmósferas siniestras a lo largo del relato.

The Lords of Salem cuenta la historia de un grupo de brujas que, antes de ser inmoladas, arrojan una maldición sobre la descendencia del juez que las condena y sobre la zona de Salem. Siglos después, una joven locutora de radio, interpretada por Sheri Moon Zombie, esposa de Rob Zombie, recibe un paquete anónimo que contiene un disco supuestamente grabado por un grupo llamado The Lords of Salem. Al tocar el disco, una melodía oscura y repetitiva hace que la locutora comience a sufrir grotescas alucinaciones que, poco a poco, irán sumergiendo a la película en una experiencia absolutamente irrestricta y demencial.

Conforme el filme avanza, resulta evidente que Zombie no se impone ninguna restricción y que lo que está en pantalla es una obra concebida, de principio a fin, por la mente de este connoisseur de la historia fílmica del terror. No hay secuencia en la que no se rinda de alguna forma homenaje a leyendas del horror como Mario Bava, Victor Halperin, Argento, etc. Sin embargo, a diferencia de House of 1000 Corpses, The Lords of Salem consigue superar por completo al homenaje simple, para convertirse en una pieza irrepetible que, valiéndose de un profundo conocimiento del género, consigue crear experiencias nuevas que se inscriben con tinta indeleble en la mente del espectador.

Horror, psicodelia, criaturas espeluznantes y maravillosamente ridículas, un soundtrack con memorables apariciones de The Velvet Underground, todo tiene cabida en esta magna obra que se interpreta desde un sinfín de mundos paralelos, creados ya sea por la esquizofrenia de la protagonista, por su consumo de drogas o por una verdadera maldición, que con mucho valor y a un paso del ridículo, conquistan la pantalla con un desparpajo pocas veces visto.

The Lords of Salem es la conclusión definitiva del trabajo de Zombie como cineasta de terror, la obra grandilocuente y majestuosa que se adivinaba posible en House of 1000 Corpses,  y uno de los maridajes más perfectos que se han hecho entre el arthouse terror y el horror de serie B. Si se intentara resumir la experiencia de la cinta podría decirse que es una mezcla entre el Kubrick de The Shining, el Lucio Fulci de The Beyond y el valor de un director que, aunque espero equivocarme, tal vez haya llegado a la cumbre de su genialidad.

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